lunes, 25 de septiembre de 2017

Este martes se cumple el plazo de dos años que se dio la UE para repartir entre sus miembros la avalancha de refugiados que llegó a Europa en la gran crisis de 2015. Las instituciones europeas no pueden cantar victoria: de los 160.000 refugiados que estaba previsto acoger bajo diferentes fórmulas (reubicación y reasentamiento) solo lo han sido 27.695, el 17,5%. Pero la nota española es aún peor: han llegado 1.980 refugiados de los 17.337 previstos. El 11,4% del total. 
Refugiados sirios en el aeropuerto de Beirut, el 20 de julio. 
El Gobierno elude cualquier responsabilidad en el incumplimiento de sus compromisos. El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, esgrimía recientemente una carta de la Oficina de Reubicación de Grecia en la que esta le comunicaba que no había expedientes de refugiados que cumpliesen los requisitos para ser reubicados. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció en julio que España haría un “esfuerzo adicional” y acogería a 500 refugiados mensuales desde Italia y Grecia durante el verano. “El ofrecimiento está ahí y está hecho en firme, pero no se ha producido la llegada por las dificultades de procedimiento”, justifica el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis.
La UE limita su programa de reubicación, destinado a quienes ya están en suelo europeo, a los refugiados procedentes de Siria, Eritrea, Yemen y unos pocos países más, entre los que no figuran Afganistán, Irak o Malí, inmersos en conflictos. Pese a ello, según la Comisión Europea, en Grecia hay actualmente 2.800 personas listas para ser reubicadas y otras 2.000 que probablemente cumplan los requisitos. A Italia han llegado 7.200 refugiados reubicables en lo que va de año.
Los problemas burocráticos que alega España —los refugiados deben ser registrados en Italia y Grecia y sometidos a controles de seguridad antes de ser reubicados— afectan a todos los socios de la UE, pero al parecer no a todos en la misma medida.
Seis países han acogido por esta vía más refugiados que España (1.279): Alemania (7852), Francia (4278), Holanda (2357), Finlandia (1950), Suecia (1903) y Portugal (1415), según datos del pasado día 4. No sorprende que países como Francia y Alemania o los nórdicos hayan sido más generosos a la hora de traer refugiados, pero sí Portugal, que prácticamente ha cumplido sus compromisos.
Sin embargo, en la modalidad de reasentamiento de refugiados procedentes de fuera de Europa (Turquía o Líbano) España ha sido mucho más activa. Con 700 ya reasentados, el Gobierno confía en que a final de año habrá cumplido su compromiso de reasentar a 1.449. Una misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se ha desplazado en septiembre a los campos de refugiados de Líbano para preparar los expedientes de otros 700.

Frente a países como Hungría y Polonia, que se han negado a reubicar a refugiados, la Comisión Europea apenas tiene reproches hacia España, aunque en su informe de mayo pasado se quejaba de que tardaba más de un mes en contestar a las peticiones de reubicación. Quizá esa lentitud explique por qué llegó tarde cuando, en julio pasado, reclamó a toda prisa 500 refugiados mensuales para intentar mejorar su nota en septiembre.