8.000 personas alcanzan en patera
las costas, según la Organización Internacional para las Migraciones
La muerte ha regresado al
Estrecho. El drama de la inmigración volvió a mostrar su rostro más cruel la
pasada semana, cuando siete personas perdieron la vida tras lanzarse al
Mediterráneo. Los cadáveres de seis de ellos se hallaron en playas del Campo de
Gibraltar (Cádiz) y el séptimo en el interior de una patera a 35 millas de
Ceuta. Eran sin papeles que, a pesar de la malamar, el invierno y los esfuerzos
disuasorios de España, Marruecos y Bruselas para evitar que lleguen a la UE, no
cesan en su intento de alcanzar Europa. Como los 8.162 extranjeros que llegaron
a la Península en 2016 con este tipo de embarcaciones, según la Organización
Internacional para las Migraciones (OIM). Una cifra que duplica a la registrada
en 2015 y que supone una vuelta a los niveles previos a 2009, cuando aún
coleaba la crisis de los cayucos de 2006 y 2007.
"A pesar de este aumento,
estamos hablando de números absolutamente menores en comparación con otras
rutas migratorias, como la del canal de Sicilia o la frontera greco-turca, por
donde pasan cientos de miles de personas", contextualiza Carlos Arce,
coordinador del área de Migraciones de la Asociación Pro-Derechos Humanos de
Andalucía (APDHA). Según los datos de Frontex —que no incluyen las
embarcaciones llegadas a Ceuta, Melilla y las islas Canarias—, del total de
extranjeros llegados a la Península en patera el pasado año, el 21,3% procedía
de Costa de Marfil; el 17%, de Argelia; y el 13%, de Guinea.
La presión migratoria en El
Estrecho se alivió hace ocho años tras los acuerdos de cooperación entre el
Gobierno español y el de Marruecos. "Sin la colaboración marroquí en la
vigilancia, impidiendo que los subsaharianos se lancen al agua, las entradas
serían mucho más frecuentes", sentencia un informe del Real Instituto
Elcano. "Lo pudimos ver en 2014, cuando cerca de 1.200 personas alcanzaron
Tarifa en patera en solo dos días después de que el rey de Marruecos tuviera
unos días antes un incidente con patrulleras de la Guardia Civil", apunta
Arce. El Gobierno del reino alauí reconoció entonces que se produjeron
"disfunciones" en la vigilancia de sus playas.
Migrantes económicos
La ruta del Estrecho se ha
reactivado este 2016, según las cifras de la OIM. Junto con Italia, Grecia,
Chipre y Bulgaria, España es uno de los primeros países de llegada a la UE y,
por tanto, donde según las leyes de Bruselas los migrantes deberían solicitar
el asilo. Pero la mayoría de ellos no reúnen las condiciones exigidas por los
Veintiocho para conseguir el estatus de refugiado, pues se les considera
inmigrantes económicos y los Gobiernos apuestan por su devolución a los países
de origen.
Fuentes de la agencia Frontex,
operativa en todo el mar de Alborán con patrullas de la Guardia Civil y
Salvamento Marítimo —frente a las provincias de Málaga y Almería—, aseguran que
pese a la clausura de la ruta de los Balcanes y el mar Egeo, el flujo de
sirios, afganos e iraquíes no se está moviendo hacia el oeste del Magreb para
entrar en Europa a través del Estrecho. En cambio, sí llevan tiempo
"monitoreando una gran bolsa de migrantes" que se va moviendo en esa
misma zona.
Miles de personas arriesgan sus
vidas cada año para cruzar el Mediterráneo rumbo a España. Pero las cifras se
encuentran aún lejos de los peores años de las crisis de las pateras en España
en 2006, cuando llegaron a la Península en este tipo de embarcación unas 10.000
personas, según la ONU.